15/5/11

Julio Martel de Igual a Igual - II

Ya éramos seis los hermanos por ese tiempo, y cinco de nosotros, Martín, Miguel, Pablo, Lalo y yo, ya que el menor Gogo era demasiado chico, nos hicimos caddies del golf del Jockey Club de San Isidro. Recuerdo que junto a nosotros había otro caddie de mi misma edad, hoy empleado en Segba, a quien llamábamos "el pibe de la flauta", pues tocaba muy bien ese instrumento. Al volver para casa en el colectivo, aclaro que la mayoría no nos cobraban porque éramos hijos de Don Martín, el presidente de la línea, los choferes conocidos nos hacían sentar al lado de ellos en esos asientos bastante largos que antes se usaban y me pedían que cantara. Como la mayoría de los pasajeros también eran gente que viajaba diariamente, ya nos conocían y nos "aguantaban". Así que entre "el pibe de la flauta" y yo, hacíamos lo que mas tarde me toco hacer ya profesionalmente con mi gran amigo Carlos Dante, con la diferencia que en aquel entonces las monedas que nos daban los pasajeros, nos hacían mucha falta, y ayudábamos así en nuestra casa. En esa época junto a nosotros, como caddie, estaba también "el tano". Bueno, todos teníamos apodos: "el pibe de la flauta", "el cantor" que era yo y "el tano" que no era otro que el hoy famoso Fidel de Luca, gran campeón de golf. El golf y el tango eran mis grandes pasiones y siguen siéndolo sin ninguna duda.

Quisiera extenderme algo mas sobre esa época, para reverenciar desde aquí, a pesar del tiempo pasado, a quien fuera mi "patrona", como se llamaba a quien uno le llevaba los palos de golf. Una gran señora. Una gran dama, integrante de una gran familia que frente al golf, tenían una casa quinta que se llamaba "El naranjal": la Sra. de Novaro. El master caddie que era un gran tipo, se llamaba Frankie, me hacía cantar delante del socio del club para que "agarrara una changa". De manera que si yo quería "agarrar una changa" tenía que tener siempre ganas de cantar. Volviendo a la Sra. de Novaro, le diré que me escuchó y me pregunto si mi madre podía ir a conversar con ella. Así lo hicimos con mamá y nos atendió con la deferencia con que saben hacerlo las grandes señoras. Le propuso a mi madre que yo estudiara música y canto con la profesora de sus hijos que también eran seis, si mal no recuerdo. Debía ir dos o tres veces a la casa de la profesora, donde comencé mis estudios de solfeo y vocalización. A través de los años me persiguió la angustia de haberme portado ingratamente con la Sra. de Novaro, pues mi padre en una reunión de amigos conoce a un avisador de programa en Radio La Voz del Aire y arregla con él mi debut a los pocos días. La profesora me lo prohíbe, ya que en ese tiempo estaba en la época en que los pibes cambian el registro de voz. Por no contradecir a mi viejo, debuto en radio acompañado por dos guitarristas, Mario Hernández, chofer de uno de nuestros colectivos y Vega, un negro macanudo. Pero el hacerlo pese a la negativa de mi profesora, me dio mucha vergüenza, tal es así que nunca volví al club, y tampoco a saludar a esa gran señora que por muchos años que pasen, no podré olvidar por su comprensión, su bondad y el trato de gente que nos daba a pesar de la gran diferencia de posición social. Por eso con estas palabras y con este tema musical, quisiera homenajear a quien tanto hizo por el que mas tarde fue Julio Martel.

Y bien, se sucedieron luego muchas actuaciones del precoz cantor Julio Harispe, tal mi nombre verdadero. Cines, festivales. Conservo aun algunos afiches o programas en los que actué en esa época con personajes como Libertad Lamarque, el famosísimo dúo Buono-Striano y yo enunciado como "el precoz cantor". Llega 1940 y pierdo a mi gran amigo... a mi gran compañero... a mi viejo. Mi querido Don Martín, cuando apenas tenía 40 años murió de un ataque de presión y fue un duro golpe para todos nosotros. Mi vieja quedaba sola con sus seis varones, el mayor de los cuales tenía solo 18 años. Siempre, después de la muerte de mi padre, me parecía que ese verso tan bonito titulado "Guapos", había sido escrito para mi vieja, por la que yo y mis hermanos sentíamos adoración. Mi vieja si que era "guapa". Le cuerpeó a la vida y sacó adelante una familia. Siempre me sentí y me siento orgulloso de mi mamá, igual que "hoy al recordarla".

(redactada por Julio Martel)
En la primera foto, Julio es quien aparece en segundo plano, a la izquierda. Le sigue Martín en el centro y Miguel a la derecha. Adelante están Lalo, María, la hermanita fallecida trágicamente en un accidente después de esa toma fotográfica, y Pablo. Gogo, el más pequeño, no está por ser aún un niño de brazos.
Miguel Recuerdo.

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